jueves, 6 de agosto de 2009

Érase una vez...

Así empezó todo... "El narrador de cuentos" de Saki sirvió de inspiración. Acá va un fragmento:

-Sí. Cuéntanos un cuento- pidió la mayor de las niñas.

-Érase una vez -empezó el joven- una niña llamada Bertha, la cual era extraordinariamente buena.
El momentáneo interés demostrado por los niños empezó a flaquear; todos los cuentos parecían espantosamente iguales, no importa quién los contara.

-La pequeña Bertha hacía siempre lo que le mandaban, no decía nunca mentiras, iba siempre inmaculadamente limpia, comía budines de leche como si fueran pasteles, aprendía sus lecciones perfectamente y nunca olvidaba las reglas de urbanidad.

-¿Era guapa? -preguntó la mayor de las niñas.
-No tan guapa como ninguno de ustedes -dijo el joven-, pero era horriblemente buena.

Se produjo una ola de reacción a favor del cuento; la palabra horrible en conexión con la bondad resultaba una novedad que se recomendaba a sí misma. Parecía introducir un soplo de verdad ausente en los cuentos de la vida infantil que contaba la tía...

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